Estatua al inmigrante |
El grupo sentado a nuestra derecha
identifica dicho número como el nueve (9) mientras que el grupo sentado a nuestra
izquierda lo identifica como el número seis (6).
La pregunta es:
¿Quién tiene la razón?
¿La tiene el grupo que lo identifica
como el número nueve (9)?
O en su defecto
¿La tiene el grupo que lo identifica
como el número seis (6)?
Y es justo en este momento cuando
procede traer a colación la locución “Ley Campoamor” la cual sirve (usándola
metafórica o retóricamente), para dar a entender que se ha hecho una
apreciación o conclusión interesada o sesgada.
La mencionada locución “Ley
Campoamor” tiene su origen en unos versos de Ramón de Campoamor (1817-1901)
incluidos en su poema de 1846 “Las Dos Linternas” (Perteneciente a su obra
“Las Dolorosas”)
Diógenes en su tinaja |
Cabe destacar que el referido poema “Las Dos
Linternas” alude a Diógenes de Sinope, quien fuera un filósofo griego
también llamado Diógenes el Cínico, perteneciente a la escuela
cínica. De él se dice que vivió como un vagabundo en las calles de Atenas,
convirtiendo la pobreza extrema en virtud.
Diógenes y su lámpara |
Se dice que vivía en una tinaja, en
lugar de una casa, y que de día caminaba por las calles con una lámpara
encendida diciendo que “buscaba hombres” (honestos).
El poema en cuestión dice así:
“De Diógenes compré un día la
linterna a un mercader;
distan la suya y la mía cuánto hay de ser a no ser.
distan la suya y la mía cuánto hay de ser a no ser.
Blanca la mía parece; la suya parece negra;
la de él todo lo entristece; la mía todo lo alegra.
Y es que en el mundo traidor nada hay verdad ni mentira;
todo es según el color del cristal con que se mira.
la de él todo lo entristece; la mía todo lo alegra.
Y es que en el mundo traidor nada hay verdad ni mentira;
todo es según el color del cristal con que se mira.
– Con mi linterna – él decía- no
hallo un hombre entre los seres-.
¡Y yo que hallo con la mía hombres hasta en las mujeres!
él llamó, siempre implacable, fe y virtud teniendo en poco,
a Alejandro, un miserable, y al gran Sócrates, un loco.
Y yo ¡crédulo! entretanto, cuando mi linterna empleo,
miro aquí, y encuentro un santo, miro allá, y un mártir veo.
¡Y yo que hallo con la mía hombres hasta en las mujeres!
él llamó, siempre implacable, fe y virtud teniendo en poco,
a Alejandro, un miserable, y al gran Sócrates, un loco.
Y yo ¡crédulo! entretanto, cuando mi linterna empleo,
miro aquí, y encuentro un santo, miro allá, y un mártir veo.
¡Sí! mientras la multitud sacrifica
con paciencia
la dicha por la virtud y por la fe la existencia,
para él virtud fue simpleza, el más puro amor escoria,
vana ilusión la grandeza, y una necedad la gloria.
la dicha por la virtud y por la fe la existencia,
para él virtud fue simpleza, el más puro amor escoria,
vana ilusión la grandeza, y una necedad la gloria.
¡Diógenes! Mientras tu celo sólo
encuentra sin fortuna,
en Esparta algún chicuelo y hombre en parte ninguno,
yo te juro por mi nombre que, con sufrir al nacer,
es un héroe cualquier hombre, y un ángel toda mujer.
en Esparta algún chicuelo y hombre en parte ninguno,
yo te juro por mi nombre que, con sufrir al nacer,
es un héroe cualquier hombre, y un ángel toda mujer.
Como al revés contemplamos yo y él
las obras de Dios,
Diógenes o yo engañamos. ¿Cuál mentirá de los dos?
¿Quién es en pintar más fiel las obras que Dios creó?
El cinismo dirá que él; la virtud dirá que yo.
Diógenes o yo engañamos. ¿Cuál mentirá de los dos?
¿Quién es en pintar más fiel las obras que Dios creó?
El cinismo dirá que él; la virtud dirá que yo.
Y es que en el mundo traidor nada
hay verdad ni mentira:
todo es según el color del cristal con que se mira.”
todo es según el color del cristal con que se mira.”
Dependiendo desde el punto de vista
de cada quien, la verdad es siempre parcial, condicionada, en una palabra:
relativa, y en consecuencia falsa vista desde otra óptica.
“Toda corriente del pensamiento
humano tiene su contrapartida, y todo pensador su virtual opositor. Estos
antagonismos no nos sorprenden habitualmente, pero cuando nos percatamos que
ambos tienen razón, la sorpresa y el anonadamiento nos asaltan”. (Aleister
Crowley)
Los postulados de Isaac Newton, en
muchas de sus premisas, se impugnan respecto a los de Albert Einstein, sin
embargo, tanto Newton como Einstein, (desde su propio punto de vista), tienen
razón.
Las verdades son verdades
encontradas, y estas “verdades encontradas” ponen de manifiesto la falacia de
la verdad absoluta, llevándonos del paradigmático universo platónico a la
socrática ignorancia del todo.
Como resultado de todo lo antes planteado
podríamos concluir, erróneamente, que no existe una verdad absoluta, pero como
dice André Maurois, sí hay una verdad absoluta y esta es que:
“Sólo hay una verdad absoluta: que
la verdad es relativa”.
O como dice Nicolás Berdiaeff:
“Más no existen, en principio,
verdades absolutas; hay, en realidad, una sola verdad absoluta, a saber: que no
hay verdad absoluta en sí”.
Lo anteriormente expuesto no presupone
que debamos desistir en “la búsqueda de la verdad” (que deseamos encontrar y
que seguramente no encontraremos), habida cuenta que la vida es la constante
prospección de la certidumbre.
“Nadie puede apartarse de la verdad
sin dañarse a sí mismo” (Lope de Vega)
Finalmente: es posible que el oscurantismo, la
incultura, la ignorancia, la inexperiencia o el desconocimiento, nos hagan
experimentar una especie de dicha, de alegría o satisfacción, pero de seguro la
vida, los hechos, nos harán entender que esa dicha, alegría o satisfacción
fundamentada en la incultura, la ignorancia, la inexperiencia o el
desconocimiento es efímera, perecedera.
Juan 8:32
32. y conoceréis la verdad, y
la verdad os hará libres.
Freddy
del Moral P.
M.º.M.º.
P.º.M.º.
Hijo de la
Resp.º. Log.º. Sol de Aragua Nº 96 O.º. de Maracay Edo. Aragua - Venezuela.
Ex V.º.M.º. de
la Resp.º. Log.º. Guacara Nº 190 O.º. de Guacara Edo. Carabobo – Venezuela.
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