He aquí que, Salomón, habiendo recibido
de Jehová “paz por todas partes” y sin que hubiesen “adversarios ni mal que
temer”, acomete la construcción de la “casa a nombre de Jehová”, construcción
que David, padre de Salomón, había decidido llevar a cabo, pero por haber “derramado mucha sangre, y
hecho grandes guerras” se encuentra inhabilitado para realizarla.
Por lo que: “En el año cuatrocientos
ochenta, después que los hijos de Israel salieron de Egipto, el cuarto año del
principio del reino de Salomón sobre Israel, en el mes de Zif, que es el mes
segundo, comienza él a edificar la casa de Jehová”.
Hiram Rey de Tiro |
Hiram Abiff |
Y es de esta manera como este artífice
“vacía dos columnas de bronce”, cada una de 18 codos de alto (8 metros
aproximadamente), siendo su espesor de diez centímetros, y su circunferencia de
trescientos sesenta centímetros. Sus peculiares medidas, que se resisten a
cualquier pauta arquitectónica, hacen ostensible la imposibilidad de alcanzar
la perfección absoluta.
Y habiéndolas erigido, a “la columna
del lado derecho, le pone por nombre Jaquín, y a la del lado izquierdo, llama
su nombre Boaz”.
Vaciar las mencionadas columnas es todo
un reto pues pesarían alrededor de 30 toneladas cada una, por lo que se
requiere mucha experticia para enfrentar tal desafío tecnológico, quien
emprenda dicha obra deberá ser ducho en tales menesteres, y es allí donde
emerge la figura de Hiram quien es un experto en fundición.
Es conveniente señalar que mientras el
pueblo de Israel llevó una vida nómada, período durante el cual Arca de la
Alianza estuvo alojada en el Tabernáculo, las columnas Jaquín y Boaz no
formaron parte del mismo, por la condición de nómada de dicho pueblo, y por el
peso de las mismas.
De igual manera es preciso apuntar que
ni en el segundo Templo (construido por el rey Zorobabel a inicios del siglo VI
a. C., después que los judíos regresaron de su cautiverio babilónico), ni en el
Tercer Templo de Jerusalén (erigido por Herodes el Grande en los tiempos de
Jesucristo y destruido por los romanos en el año 70 d.C., justo cuatro años
después de su terminación), se erigieron tales columnas, las mismas sólo
estuvieron presentes en el Templo de Salomón, así como los nombres “Jaquín y
Boaz”.
Como dato curioso vale comentar que
algunos exégetas bíblicos señalan el Templo de Ezequiel como el segundo Templo,
pero el mismo sólo existió, según los capítulos 40 al 43 del libro de Ezequiel,
en la visión del profeta durante el cautiverio de los judíos en Babilonia
alrededor del año 570 a. C.
JAQUÍN…
EL NOMBRE
Jaquín, refiriéndose a Dios, significa:
“Él establece”
Además es el nombre de tres personajes
del Antiguo Testamento:
1.- El cuarto de los seis hijos de
Simeón.
2.- Sacerdote contemporáneo de David.
3.- Uno de los sacerdotes que
regresaron del cautiverio a Jerusalén.
4.- Y por supuesto, es el nombre de una
de las dos columnas (Jaquín y Boaz) erigidas por Hiram de Tiro en el pórtico del Templo de Salomón.
LA
GRAN COLUMNA "J"
El fuste de la Columna “J” es hueco tal
y como debe serlo el de la Columna individual del Compañero, siendo esta
oquedad la que produce la resonancia
necesaria, para que el iniciado en el Arte Real pueda, con el toque simbólico de la verdad,
diferenciarse del profano quien por su condición es incapaz de reconocer dicho
toque simbólico de la verdad, y por supuesto, es inepto para responder al
mismo.
La Columna del Compañero, vaciada según
los parámetros del orden jónico, por cuanto es elegante y grácil, se identifica
con la palabra “belleza”, fue fundida en bronce (metal que mejor conserva su
integridad y pureza interior), y en su tope se encuentra un capitel de
fundición de bronce en forma de lirios (que representan la vida, la paz universal,
la armonía racial, la inocencia, la pureza y la sinceridad), donde reposa la
esfera celeste en alusión al conocimiento del cosmos que debe adquirir el
Compañero.
Trenzas a manera de red, y siete
cordones a manera de cadenas rodean dicho capitel que se halla cubierto por
doscientas granadas, las cuales ordenadas en dos hileras, se encuentran
alrededor de la red. Estas granadas representan a los Cuerpos Masónicos, que
practican los principios de la unión tan necesarios, para lograr la estabilidad
de la humanidad. La red representa los Lazos de Unión entre los Masones
diseminados por todo el Universo y la filantropía que con sus brazos tendidos,
imparte amor, ayuda y socorro en todas partes donde es necesaria su acción
benéfica.
En la base, al sur, está ubicada la
Piedra Cúbica de punta, (arquetipo a ser alcanzado por el Compañero Masón, que
aun cuando su elaboración no precisa un talento extraordinario, si requiere
esforzarse, disponer de las herramientas adecuadas y dominar el oficio), y en
mitad de la columna, mirando hacia Oriente, se aprecia la letra "J".
Considerada, Jaquín, la columna de la
luz, representa el polo positivo, la masculinidad, el universo, y alquímicamente al azufre.
La Columna “J”, mediante el estudio de
las ciencias, convoca al Compañero a retirar de sus ojos y entendimiento el
espeso velo de la ignorancia, el fanatismo y la superstición; zafándose de la
esclavitud de los instintos, viviendo por y para la inteligencia, haciendo uso
del maravilloso regalo de Dios: el raciocinio, que no es otra cosa que: “usar la
razón para conocer y juzgar".
Freddy del Moral R.
Comp.º. M.º.
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