La utilización de los dos pilares a la
entrada de lugares considerados “santos”, “sagrados” y/o misteriosos, simbolizando
una puerta de entrada a mundos o dimensiones desconocidas y en consecuencia
misteriosas, se pierde en la noche de los tiempos.
Es así como en los talleres masónicos
encontramos la mencionada “puerta” flanqueada por los pilares “B” y “J”, Boaz y
Jaquín.
La puerta de la Logia, o más
específicamente su umbral, es el símbolo de un instante de transición, del paso
de un mundo a otro, que no sólo reproduce místicamente, en cada tenida, el
primer paso dado en la Francmasonería, sino que además representa todas las
transiciones que debemos experimentar en el curso de la vida.
Colocarse de pie entre ambas columnas,
dando frente al Oriente, no es una mera formalidad, sino que implica el
profundo simbolismo de situarse entre la dualidad y avanzar hacia la unidad.
Quien se ubica entre columnas se transforma a sí mismo en el tercer término
equilibrador que reconcilia las polaridades opuestas.
El origen de las columnas “B” y “J” podemos
ubicarlo en el primer libro de Reyes, en los capítulos 6 y 7 de dicho libro, en
los que se describen las dimensiones y las diversas características que, bajo
las órdenes del rey Salomón, el maestro constructor Hiram Abiff, le imprimió a
las ya mencionadas columnas:
“Modeló las dos columnas de bronce;
cada columna Tenía 18 codos de alto, y una circunferencia de 12 codos. Hizo las
granadas en dos hileras alrededor de cada red, para cubrir los capiteles de la
parte superior de las columnas. Los capiteles que estaban sobre las columnas en
el Pórtico Tenían forma de lirios, y eran de 4 codos. Los capiteles sobre las
dos columnas Tenían 200 granadas en dos hileras, encima de la parte abultada
del capitel que estaba encima de la red, tanto en el primer capitel como en el
segundo. Entonces Erigió las columnas en el Pórtico del templo. Cuando Erigió
la columna del Sur, Llamó su nombre Jaquín; y cuando Erigió la columna del
Norte, Llamó su nombre Boaz. Puso en la parte superior de las columnas un
motivo de lirios. Así Concluyó la obra de las columnas”.
Habida cuenta que el tema de este
trabajo es la columna “B” es preciso comenzar diciendo que según el diccionario
enciclopédico de la Masonería, de Abriles y Arderiu, Boaz significa “Fuerza”, “Alegría”,
y la frase que le acompaña es: “El bien siempre está conmigo”. Además debemos
señalar respecto a la columna “B”, que la misma corresponde al orden dórico el
cual es uno de los primitivos de la Arquitectura universal, de igual manera,
que dicha columna es el emblema de la fuerza, de la materia, del principio, del
reposo, del negativo, del receptor, de la madre, de lo concreto, de la virtud,
etc., y por consiguiente simboliza también el conjunto de causas y efectos que
existen en el seno de la naturaleza para mantener su desarrollo y la
conservación de su vida eterna; asimismo, en sus principios determina a los
poderes de firmeza y cohesión, que mantienen al mundo suspendido en el espacio,
por esa razón observamos al globo terrestre descansando sobre su capitel, por
cuyo motivo también se le conoce como representativa de la gravitación
universal.
La columna “B” presenta una cierta
“deformidad” en su estructura debido a que ella no es precisamente una obra de
arte, hecha con la perfección que reclama la estética de la arquitectura
universal,
Las granadas que observamos bajo el
mencionado globo terrestre, representan todos los cuerpos organizados que la
masonería ha fundado sobre la superficie de la tierra; y los granos que
contienen en su interior, personifican a los masones en conjunto. La granada es
símbolo de fecundidad, de prosperidad y generación; es todo lo opuesto a la
esterilidad. Como “dato curioso” se conoce que la raíz del granado es tóxica,
pero su fruto es comestible; este árbol es, por lo tanto, una dualidad en sí
mismo
Apreciamos, además, que el referido
globo terrestre se encuentra rodeado en su base por lirios, los cuales aluden
la inspiración humana, las virtudes del hombre, el valor que se le
atribuye a la ética en todos los actos sociales y la fuerza adquirida por la
experiencia de los hombres cuya preparación intelectual es innegable, ya que su
talento ha sido cultivado de conformidad con las enseñanzas masónicas en todos
los órdenes.
Podemos apreciar que las granadas y
los lirios se encuentran unidos por una red la cual simboliza la cadena, el
gran ecualizador, la fuente del egrégor que constituye un círculo mágico de
vibraciones armónicas, una dínamo generadora de energía, un flujo de vida que
circula una y otra vez. La cadena nos une en el tiempo y en el espacio; sus
eslabones nacen en el pasado y se proyectan hacia el porvenir. A través de la
cadena, somos eslabonados a nuestros ancestros, los Venerables Hermanos que la
formaban en el ayer; ella debería unir a los francmasones de todos los Ritos,
de todas las culturas, de todos los países, enriquecidos por los numerosos y sólidos
anillos de puro metal, y elevando nuestras aspiraciones hacia el Ideal, la
cadena debería inspirarnos en la construcción de la fraternidad de toda la humanidad.
Perfecta y bien formada, esta cadena no será interrumpida ni por el tiempo ni
por el espacio, viene del pasado y nos conduce al porvenir. Es preciso que hoy
y siempre la cadena esté formada por anillos bien templados. Rota la cadena de
nuestras manos, la cadena de nuestros corazones deberá conservar su fuerza y su
vigor.
La columna “B” simboliza el trabajo, la fuerza y la
virtud, es importante hacer notar que la mencionada columna era hueca teniendo
al frente tres puertas que permitían el acceso a tres departamentos, dentro de los cuales
se guardaban, en primer término, en el
lugar más alto, los tesoros del templo destinados a financiar todas las obras
de beneficio colectivo, a el pago de los salarios a los obreros, y en general, a
sostener y mantener la gran diversidad
de actividades masónicas, llevadas a la práctica sobre toda la superficie de la
tierra, o del mundo hasta entonces conocido. Esas son las razones por las que
los tesoros se guardaban en el departamento más alto de la columna “B”, ya que
en ese lugar quedaban fuera del alcance de las miradas codiciosas e indiscretas
de los enemigos ocultos.
En segundo lugar, se guardaban los
instrumentos y útiles de trabajo, para tener la seguridad de que eran empleados
correctamente, durante el desarrollo de los trabajos materiales e
intelectuales de las obras de arquitectura y de arte, y porque en dicho
lugar, los referidos utensilios eran examinados minuciosamente por los
maestros, que dirigían toda clase de maniobras, con el fin de lograr la
perfección de los trabajos, o corregir los desperfectos sufridos por dichas
herramientas y útiles, para después, entregarlos nuevamente a los artesanos, y de
esa manera mantener constantemente las actividades de los obreros que llevaban
a cabo toda clase de trabajos materiales e intelectuales.
En tercer lugar, en el último
departamento de la gran columna del norte, se guardaba el libro de la ley, precisamente
porque de esa manera se le mantenía siempre dispuesto para hacer saber a todos
los agremiados que sus derechos y sus deberes eran concedidos por igual y
sin distinción de categorías, pero que también en idénticas condiciones, esos
mismos derechos son sagrados, y que por todos conceptos, los deberes son
ineludibles para todos los hombres que se dedican a desarrollar sus actividades
de cualquiera índole, ya sean materiales o intelectuales.
Al pie de la columna “B” se encuentra
la piedra bruta, la cual habla de la clase de trabajo al que deben consagrarse
los aprendices masones, durante el primer período de su instrucción simbólica.
Freddy del
Moral P.
M.º.M.º.
P.º.M.º.
Hijo de la
Resp.º. Log.º. Sol de Aragua Nº 96 O.º. de Maracay Edo. Aragua - Venezuela.
Ex V.º.M.º.
de la Resp.º. Log.º. Guacara Nº 190 O.º. de Guacara Edo. Carabobo – Venezuela.
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