domingo, 15 de septiembre de 2019

¿ES LA MASONERÍA APOLÍTICA?

Justificó las cosas que inició
Nuevo Orden de los Siglos
Falaz y reiterativamente se ha dicho que la “Masonería es apolítica”, esta frase se ha convertido en un “lugar común” toda vez que:

1.- Es una frase con un uso excesivo y gastado.

2.- Demuestra poca imaginación por parte de quien la expresa.

3.- Evidencia ser copia de una idea de otro.

4.- Es, además, una frase frecuentemente usada demagógicamente para engañar; para maquillar la verdad.

Aristóteles
Etimológicamente, “política” proviene del latín “politicus” y ésta del griego “politikós”, que significa “de los ciudadanos” o “del Estado” (en consecuencia de la sociedad), al extremo que el filósofo y científico griego Aristóteles (384 a. C.- 322 a. C.), definió al hombre como “animal político”, es decir: que tiene vida social; concluyendo que: “aquellos que son incapaces de vivir en sociedad o que no la necesitan por su propia naturaleza, es porque son bestias o dioses”.

Partiendo de la premisa que el prefijo “a” indica negación, privación o carencia de algo, podemos concluir que “apolítico/a” sería: algo o alguien que no se integra o vincula al cuerpo social.

Seguramente habrán masones que argumentarán: “los masones pueden ser políticos pero la Masonería es apolítica”, olvidando el aforismo “El todo es la suma de sus partes”.

Si los masones (que son las partes) son políticos, la Masonería (que es el todo) también lo es…

Decir que la Masonería es apolítica es decir que la Masonería es asocial, que no se integra o vincula al cuerpo social.

Nada que tenga que ver con el ser humano puede ser apolítico, y la masonería, por ser practicante de la filantropía (“amor al género humano”), por ser una institución filantrópica, menos que nadie puede ser apolítica.

No puede (más aún, no debe), ninguna institución que se ufana de ser filantrópica, en un vergonzoso y abyecto contubernio, convalidar con su silencio (fundamentado en un  pseudo-apoliticismo desde todo punto de vista vituperable), los crímenes de los regímenes tiránicos. Bien lo dijo el clérigo y pacifista sudafricano Desmond Tutu: “Si eres neutral en situaciones de injusticias has elegido el lado del opresor”.

Larga, muy larga, es la lista de Masones perseguidos, encarcelados o asesinados por Gobiernos totalitarios tanto de las llamadas “derechas” como de las denominadas “izquierdas”, tan larga como la de las Logias, perseguidas y suprimidas acusadas de ser afines al comunismo (cuando el totalitarismo es de “derecha”), o de estar vinculadas al capitalismo burgués (cuando el totalitarismo es de “izquierda”).

Cabe señalar, a título enumerativo, abundando en lo expresado en el párrafo anterior, los regímenes de “derecha” que proscribieron la Masonería:

En Francia el régimen de Vichy

En Portugal el régimen de Antonio de Oliveira Salazar.

En España el régimen de Francisco Franco

Por otro lado podemos señalar entre los regímenes de “izquierda” a:

En la U.R.S.S. el régimen de José Stalin.

En Hungría el régimen de Béla Kun.

“El árbol de la libertad debe ser regado con la sangre de los patriotas y de los tiranos de cuando en cuando”  (Thomas Jefferson)






viernes, 13 de septiembre de 2019

LA COLUMNA J… JAQUIN…

Salomón
He aquí que, Salomón, habiendo recibido de Jehová “paz por todas partes” y sin que hubiesen “adversarios ni mal que temer”, acomete la construcción de la “casa a nombre de Jehová”, construcción que David, padre de Salomón, había decidido llevar a cabo,  pero por haber “derramado mucha sangre, y hecho grandes guerras” se encuentra inhabilitado para realizarla.

Por lo que: “En el año cuatrocientos ochenta, después que los hijos de Israel salieron de Egipto, el cuarto año del principio del reino de Salomón sobre Israel, en el mes de Zif, que es el mes segundo, comienza él a edificar la casa de Jehová”. 

Hiram Rey de Tiro
Y es así como Salomón envía a decir a Hiram, rey de Tiro: “he determinado ahora edificar casa al nombre de Jehová mi Dios”, por lo que, en función de tal determinación, le solicita: “Manda, pues, ahora, que me corten cedros del Líbano”, ofreciéndole en contraprestación “darle por sus siervos el salario que Hiram dijere”. Hiram “se alegra en gran manera y bendiciendo a Jehová por haber dado hijo sabio a David sobre ese pueblo tan grande”   acepta el convenio y le responde: “He oído lo que me mandaste a decir; yo haré todo lo que te plazca acerca de la madera de cedro y la madera de ciprés”.

Hiram Abiff
Pero de Tiro no viene solamente “la madera de cedro y la madera de ciprés” sino que además “el rey Salomón hace venir de Tiro a Hiram” el cual es “hijo de una viuda de la tribu de Neftalí”, y entre sus atributos se encuentra que es: “lleno de sabiduría, inteligencia y ciencia en toda obra de bronce”, también, según el rey de Tiro, es: “un hombre hábil y entendido” y, continúa el rey de Tiro ensalzando a Hiram-abí: “el cual sabe trabajar en oro, plata, bronce y hierro, en piedra y en madera, en púrpura y en azul, en lino y en carmesí; asimismo sabe esculpir toda clase de figuras, y sacar toda forma de diseño que se le pida”.

Y es de esta manera como este artífice “vacía dos columnas de bronce”, cada una de 18 codos de alto (8 metros aproximadamente), siendo su espesor de diez centímetros, y su circunferencia de trescientos sesenta centímetros. Sus peculiares medidas, que se resisten a cualquier pauta arquitectónica, hacen ostensible la imposibilidad de alcanzar la perfección absoluta.

Y habiéndolas erigido, a “la columna del lado derecho, le pone por nombre Jaquín, y a la del lado izquierdo, llama su nombre Boaz”.

Vaciar las mencionadas columnas es todo un reto pues pesarían alrededor de 30 toneladas cada una, por lo que se requiere mucha experticia para enfrentar tal desafío tecnológico, quien emprenda dicha obra deberá ser ducho en tales menesteres, y es allí donde emerge la figura de Hiram quien es un experto en fundición.

Es conveniente señalar que mientras el pueblo de Israel llevó una vida nómada, período durante el cual Arca de la Alianza estuvo alojada en el Tabernáculo, las columnas Jaquín y Boaz no formaron parte del mismo, por la condición de nómada de dicho pueblo, y por el peso de las mismas.

De igual manera es preciso apuntar que ni en el segundo Templo (construido por el rey Zorobabel a inicios del siglo VI a. C., después que los judíos regresaron de su cautiverio babilónico), ni en el Tercer Templo de Jerusalén (erigido por Herodes el Grande en los tiempos de Jesucristo y destruido por los romanos en el año 70 d.C., justo cuatro años después de su terminación), se erigieron tales columnas, las mismas sólo estuvieron presentes en el Templo de Salomón, así como los nombres “Jaquín y Boaz”.

Como dato curioso vale comentar que algunos exégetas bíblicos señalan el Templo de Ezequiel como el segundo Templo, pero el mismo sólo existió, según los capítulos 40 al 43 del libro de Ezequiel, en la visión del profeta durante el cautiverio de los judíos en Babilonia alrededor del año 570 a. C.

JAQUÍN… EL NOMBRE

Jaquín, refiriéndose a Dios, significa: “Él establece”

Además es el nombre de tres personajes del Antiguo Testamento:

1.- El cuarto de los seis hijos de Simeón.

2.- Sacerdote contemporáneo de David.

3.- Uno de los sacerdotes que regresaron del cautiverio a Jerusalén.

4.- Y por supuesto, es el nombre de una de las dos columnas (Jaquín y Boaz) erigidas por Hiram de Tiro  en el pórtico del Templo de Salomón.

LA GRAN COLUMNA "J"

El fuste de la Columna “J” es hueco tal y como debe serlo el de la Columna individual del Compañero, siendo esta oquedad la que produce la resonancia  necesaria, para que el iniciado en el Arte Real pueda,  con el toque simbólico de la verdad, diferenciarse del profano quien por su condición es incapaz de reconocer dicho toque simbólico de la verdad, y por supuesto, es inepto para responder al mismo.

La Columna del Compañero, vaciada según los parámetros del orden jónico, por cuanto es elegante y grácil, se identifica con la palabra “belleza”, fue fundida en bronce (metal que mejor conserva su integridad y pureza interior), y en su tope se encuentra un capitel de fundición de bronce en forma de lirios (que representan la vida, la paz universal, la armonía racial, la inocencia, la pureza y la sinceridad), donde reposa la esfera celeste en alusión al conocimiento del cosmos que debe adquirir el Compañero.

Trenzas a manera de red, y siete cordones a manera de cadenas rodean dicho capitel que se halla cubierto por doscientas granadas, las cuales ordenadas en dos hileras, se encuentran alrededor de la red. Estas granadas representan a los Cuerpos Masónicos, que practican los principios de la unión tan necesarios, para lograr la estabilidad de la humanidad. La red representa los Lazos de Unión entre los Masones diseminados por todo el Universo y la filantropía que con sus brazos tendidos, imparte amor, ayuda y socorro en todas partes donde es necesaria su acción benéfica.

En la base, al sur, está ubicada la Piedra Cúbica de punta, (arquetipo a ser alcanzado por el Compañero Masón, que aun cuando su elaboración no precisa un talento extraordinario, si requiere esforzarse, disponer de las herramientas adecuadas y dominar el oficio), y en mitad de la columna, mirando hacia Oriente, se aprecia la letra "J".

Considerada, Jaquín, la columna de la luz, representa el polo positivo, la masculinidad, el universo,  y alquímicamente al azufre.

La Columna “J”, mediante el estudio de las ciencias, convoca al Compañero a retirar de sus ojos y entendimiento el espeso velo de la ignorancia, el fanatismo y la superstición; zafándose de la esclavitud de los instintos, viviendo por y para la inteligencia, haciendo uso del maravilloso regalo de Dios: el raciocinio, que no es otra cosa que: “usar la razón para conocer y juzgar".

Freddy del Moral R.
Comp.º. M.º.

LA MARCHA DEL APRENDIZ

Antes de hablar de la “Marcha del Aprendiz” es preciso hacerlo del singular piso de nuestros talleres, el cual se extiende desde la base de las columnas (que enmarcan el pórtico de tan sacro lugar), hacia el Oriente, representando los dos principios y los pares de opuestos que dominan el mundo visible.

La igualdad de las razas, lo positivo y lo negativo, el bien y el mal, lo grande y lo pequeño, lo divino y lo terreno, está manifiestamente representado en el pavimento de cuadros blancos y negros que engalana ese lugar donde se reciben hombres buenos para convertirlos en hombres mejores.

Representa este espléndido pavimento ajedrezado, además de los pares de opuestos señalados en el párrafo anterior, otros no menos importantes y reveladores, que al igual que los antes mencionados, necesitan de su opuesto para poder ser, para poderse manifestar, como lo son: el dolor y el placer, el día y la noche, las honras y las calumnias, la oscuridad y la luz.

Y es sobre estos escaques, que debe llevar a cabo su marcha el Aprendiz de Masón, con ánimo sereno e igual, sin consentir que coyunturas adversas turben su paz espiritual, ni condiciones propicias encumbren  su forma de ser y actuar.

Cuando se es profano, cuando aún no se ha recibido la luz de la iniciación masónica, nuestra marcha es incierta toda vez que no sabemos hacia dónde nos dirigimos, parafraseando a Elías Calixto Pompa en su poema, Estudia: “un grano detiene nuestro pie inseguro, caminamos tropezando, vivimos muertos”; pero una vez que el fulgor de la  iniciación ilumina nuestra esencia,  podemos, y debemos, con precisión y seguridad, marchar hacia el oriente en la búsqueda permanente de la luz de la sabiduría y del conocimiento.

El Aprendiz inicia su marcha con tres pasos que simbolizan las diferentes edades por las que el hombre ha de transitar: infancia, madurez y senectud.

El Aprendiz, en su marcha, se dirige desde el Occidente, donde imperan las tinieblas, hacia el Oriente, persiguiendo impenitente la luz, la sabiduría; siempre de frente y en línea recta persuadido de que su único interés debe ser marchar abiertamente hacia la construcción del templo interior.

La marcha del Aprendiz, con su ritmo regular, nos induce a reflexionar sobre el valor simbólico que en Masonería tiene el “movimiento”, y no es otro que dar los pasos necesarios para alcanzar la excelencia, en detrimento de la mediocridad, por medio del extraordinario sistema masónico, en pro del Progreso Universal.

El Aprendiz debe llevar a cabo la marcha  con paso firme y en línea recta, marcando, en cada uno de ellos, la Escuadra, símbolo de Rectitud, Justicia y Moralidad.

Los tres pasos de la marcha del Aprendiz evocan su edad masónica y los tres viajes de su iniciación,  además del triple período de estudio que está referido a las tres artes fundamentales (Gramática, Lógica y Retórica).

Cuando el Aprendiz coloca los dos pies, talón con talón, en ángulo de 90 grados formando una escuadra para iniciar la marcha, está manifestando su deseo de rectitud, de buscar la perfección cavando calabozos para los vicios y elevando templos a las virtudes, lo que logrará transitando el camino ascendente que conduce a la liberación de la ignorancia, del vicio, del error y de las pasiones que degradan y embrutecen al hombre, aplicando los principios de la equidad y la justicia.


El Aprendiz, al adoptar la posición de “al orden”, hace patente su , resolución de ponerse a disposición del V.·. M.·. y de los HH.·. del TALL.·., declarando de manera manifiesta su disposición a cortar su garganta antes que revelar nuestros profundos misterios, lo cual es su voluntad determinante de lealtad y silencio que asegura su reconocimiento y fidelidad a la OR.·.

Una vez concluida la marcha y ubicado en el lugar apropiado, el Aprendiz presenta su saludo respetuoso y fraterno a los Dignidades de la Logia, cuyo significado es el siguiente:

* Saludo al Venerable Maestro: Tengo Fe en mis ideales masónicos.

* Saludo al Primer Vigilante: Esperanza en Alcanzarlos.

* Saludo al Segundo Vigilante: Amor a la Humanidad.

El saludo en sí mismo representa el juramento de silencio y lealtad a los principios y misterios de la orden.

Farouk Farhat Ap.º. M.º.

martes, 10 de septiembre de 2019

SIGNIFICADO ESOTÉRICO DE LA COLUMNA B


La utilización de los dos pilares a la entrada de lugares considerados “santos”, “sagrados” y/o misteriosos, simbolizando una puerta de entrada a mundos o dimensiones desconocidas y en consecuencia misteriosas, se pierde en la noche de los tiempos.

Es así como en los talleres masónicos encontramos la mencionada “puerta” flanqueada por los pilares “B” y “J”, Boaz y Jaquín.

La puerta de la Logia, o más específicamente su umbral, es el símbolo de un instante de transición, del paso de un mundo a otro, que no sólo reproduce místicamente, en cada tenida, el primer paso dado en la Francmasonería, sino que además representa todas las transiciones que debemos experimentar en el curso de la vida.

Colocarse de pie entre ambas columnas, dando frente al Oriente, no es una mera formalidad, sino que implica el profundo simbolismo de situarse entre la dualidad y avanzar hacia la unidad. Quien se ubica entre columnas se transforma a sí mismo en el tercer término equilibrador que reconcilia las polaridades opuestas.

El origen de las columnas “B” y “J” podemos ubicarlo en el primer libro de Reyes, en los capítulos 6 y 7 de dicho libro, en los que se describen las dimensiones y las diversas características que, bajo las órdenes del rey Salomón, el maestro constructor Hiram Abiff, le imprimió a las ya mencionadas columnas:
“Modeló las dos columnas de bronce; cada columna Tenía 18 codos de alto, y una circunferencia de 12 codos. Hizo las granadas en dos hileras alrededor de cada red, para cubrir los capiteles de la parte superior de las columnas. Los capiteles que estaban sobre las columnas en el Pórtico Tenían forma de lirios, y eran de 4 codos. Los capiteles sobre las dos columnas Tenían 200 granadas en dos hileras, encima de la parte abultada del capitel que estaba encima de la red, tanto en el primer capitel como en el segundo. Entonces Erigió las columnas en el Pórtico del templo. Cuando Erigió la columna del Sur, Llamó su nombre Jaquín; y cuando Erigió la columna del Norte, Llamó su nombre Boaz. Puso en la parte superior de las columnas un motivo de lirios. Así Concluyó la obra de las columnas”.

Habida cuenta que el tema de este trabajo es la columna “B” es preciso comenzar diciendo que según el diccionario enciclopédico de la Masonería, de Abriles y Arderiu, Boaz significa “Fuerza”, “Alegría”, y la frase que le acompaña es: “El bien siempre está conmigo”. Además debemos señalar respecto a la columna “B”, que la misma corresponde al orden dórico el cual es uno de los primitivos de la Arquitectura universal, de igual manera, que dicha columna es el emblema de la fuerza, de la materia, del principio, del reposo, del negativo, del receptor, de la madre, de lo concreto, de la virtud, etc., y por consiguiente simboliza también el conjunto de causas y efectos que existen en el seno de la naturaleza para mantener su desarrollo y la conservación de su vida eterna; asimismo, en sus principios determina a los poderes de firmeza y cohesión, que mantienen al mundo suspendido en el espacio, por esa razón observamos al globo terrestre descansando sobre su capitel, por cuyo motivo también se le conoce como representativa de la gravitación universal.

La columna “B” presenta una cierta “deformidad” en su estructura debido a que ella no es precisamente una obra de arte, hecha con la perfección que reclama la estética de la arquitectura universal,


Las granadas que observamos bajo el mencionado globo terrestre, representan todos los cuerpos organizados que la masonería ha fundado sobre la superficie de la tierra; y los granos que contienen en su interior, personifican a los masones en conjunto. La granada es símbolo de fecundidad, de prosperidad y generación; es todo lo opuesto a la esterilidad. Como “dato curioso” se conoce que la raíz del granado es tóxica, pero su fruto es comestible; este árbol es, por lo tanto, una dualidad en sí mismo   

Apreciamos, además, que el referido globo terrestre se encuentra rodeado en su base por lirios, los cuales aluden la inspiración humana, las virtudes del hombre, el valor  que se le atribuye a la ética en todos los actos sociales y la fuerza adquirida por la experiencia de los hombres cuya preparación intelectual es innegable, ya que su talento ha sido cultivado de conformidad con las enseñanzas masónicas en todos los órdenes.

Podemos apreciar que las granadas y los lirios se encuentran unidos por una red la cual simboliza la cadena, el gran ecualizador, la fuente del egrégor que constituye un círculo mágico de vibraciones armónicas, una dínamo generadora de energía, un flujo de vida que circula una y otra vez. La cadena nos une en el tiempo y en el espacio; sus eslabones nacen en el pasado y se proyectan hacia el porvenir. A través de la cadena, somos eslabonados a nuestros ancestros, los Venerables Hermanos que la formaban en el ayer; ella debería unir a los francmasones de todos los Ritos, de todas las culturas, de todos los países, enriquecidos por los numerosos y sólidos anillos de puro metal, y elevando nuestras aspiraciones hacia el Ideal, la cadena debería inspirarnos en la construcción de la fraternidad de toda la humanidad. Perfecta y bien formada, esta cadena no será interrumpida ni por el tiempo ni por el espacio, viene del pasado y nos conduce al porvenir. Es preciso que hoy y siempre la cadena esté formada por anillos bien templados. Rota la cadena de nuestras manos, la cadena de nuestros corazones deberá conservar su fuerza y su vigor.

La columna  “B” simboliza el trabajo, la fuerza y la virtud, es importante hacer notar que la mencionada columna era hueca teniendo al frente tres puertas que permitían el acceso a  tres departamentos, dentro de los cuales se  guardaban, en primer término, en el lugar más alto, los tesoros del templo destinados a financiar todas las obras de beneficio colectivo, a el pago de los salarios a los obreros, y en general, a sostener y mantener  la gran diversidad de actividades masónicas, llevadas a la práctica sobre toda la superficie de la tierra, o del mundo hasta entonces conocido. Esas son las razones por las que los tesoros se guardaban en el departamento más alto de la columna “B”, ya que en ese lugar quedaban fuera del alcance de las miradas codiciosas e indiscretas de los enemigos ocultos.

En segundo lugar, se guardaban los instrumentos y útiles de trabajo, para tener la seguridad de que eran empleados correctamente, durante el desarrollo de los trabajos materiales e intelectuales  de las obras de arquitectura y de arte, y porque en dicho lugar, los referidos utensilios eran examinados minuciosamente por los maestros, que dirigían toda clase de maniobras, con el fin de lograr la perfección de los trabajos, o corregir los desperfectos sufridos por dichas herramientas y útiles, para después, entregarlos nuevamente a los artesanos, y de esa manera mantener constantemente las actividades de los obreros que llevaban a cabo toda clase de trabajos materiales e intelectuales.

En tercer lugar, en el último departamento de la gran columna del norte, se guardaba el libro de la ley, precisamente porque de esa manera se le mantenía siempre dispuesto para hacer saber a todos los agremiados que sus derechos y sus deberes  eran concedidos por igual y sin distinción de categorías, pero que también en idénticas condiciones, esos mismos derechos son sagrados, y que por todos conceptos, los deberes son ineludibles para todos los hombres que se dedican a desarrollar sus actividades de cualquiera índole, ya sean materiales o intelectuales.

Al pie de la columna “B” se encuentra la piedra bruta, la cual habla de la clase de trabajo al que deben consagrarse los aprendices masones, durante el primer período de su instrucción simbólica.

Freddy del Moral P.
M.º.M.º. P.º.M.º.
Hijo de la Resp.º. Log.º. Sol de Aragua Nº 96 O.º. de Maracay Edo. Aragua - Venezuela.
Ex V.º.M.º. de la Resp.º. Log.º. Guacara Nº 190 O.º. de Guacara Edo. Carabobo – Venezuela.

VIRTUDES TEOLOGALES


Antes de entrar de lleno en el tema, objeto de la presente plancha, es preciso definir, etimológicamente, las dos palabras que conforman el título de la misma, es decir: “virtud” y “teologal”.

Entre otras cosas la palabra virtud nos habla de: Integridad de ánimo y bondad de vida, de la disposición de la persona para obrar de acuerdo con determinados proyectos ideales como el bien, la verdad, la justicia y la belleza, de la acción virtuosa o del recto modo de actuar.

En consecuencia podemos definir la Virtud como la propensión y/o disposición en el ser humano que le induce de manera fluida y expedita a conocer y hacer el bien.

Cuando se es virtuoso no se actúa al azar, el hombre virtuoso es fiel a su camino, lo transita por amor, no por miedo o resignación insistiendo en crear las circunstancias que sean propicias a la virtud. La virtud tiene que ser habitual, y no un acto esporádico, aislado.

Por otra parte tenemos que “teologal” es Perteneciente o relativo a la “teología” siendo esta la Ciencia que trata de Dios y de sus atributos y perfecciones, pero es necesario ser más preciso, por lo que, abundando, hablamos de: “Teología ascética”, la cual es la parte de la teología dogmática y moral que se refiere al ejercicio de las virtudes.

Al hablar de “Virtudes Teologales” nos estamos refiriendo a la “Fe”, a la “Esperanza” y a la “Caridad”, cuyo objeto directo es Dios.

Además de lo expuesto en los párrafos anteriores es obligatorio señalar que las “Virtudes Teologales” son producto del “Concilio de Trento”, en particular de la sesión celebrada el 13 de enero de 1547 en la cual se reafirmó el valor de la fe junto al de las buenas obras. El “Concilio de Trento” fue un concilio ecuménico de la Iglesia Católica desarrollado en periodos discontinuos durante veinticinco sesiones entre los años 1545 y 1563.

Un concilio ecuménico es una asamblea celebrada por la Iglesia Católica y las Iglesias Ortodoxas con carácter general, a la que son convocados todos los obispos para reconocer la verdad en materia de doctrina o de práctica y proclamarla. El término “concilio” proviene del latín “concilium”, que significa "asamblea", en tanto que “Ecuménico”, proviene del latín “oecumenicum” y significa (mundo) habitado.

Por todo lo antes expuesto concluimos que las “Virtudes Teologales”, según el catecismo de la Iglesia católica, son específicas de la moral cristiana y ellas son las rectoras del obrar moral del cristiano, las mismas son infundidas por Dios en el alma de los fieles para hacerlos capaces de obrar como hijos suyos y merecer la vida eterna.

Pero La existencia de la fe, de la Esperanza y de la Caridad es tan antigua como el hombre mismo, tal vez no se conocían como virtudes y menos aún como virtudes teologales.

La Masonería tiene como base fundamental la razón, lo que la convierte en una escuela racionalista de formación moral e intelectual, y al planteamiento religioso de fe, esperanza y caridad, la Masonería propone caridad, esperanza y fe.

La teología dice: “Fe, esperanza y caridad”; la Masonería dice: “Caridad, esperanza y fe” y es en ese orden que vamos a presentarlas.

CARIDAD



La primera virtud, la básica,  que debe tener como paradigma todo masón, es la Caridad.

La Esperanza de mejorar la condición de aquello que amamos, es consecuencia inmediata de la Caridad, por lo que la Caridad y la Esperanza reunidas, son las que deben inspirarnos la Fe y confianza necesaria para proseguir la obra que la Masonería tiene emprendida para el bienestar de la humanidad.

La palabra Cáritas es un término que procede del latín Charitas (Caridad) y que significa amor.

En su primera carta San Juan expresa “Deus Caritas est” (Dios es Amor).

1ª de Juan 4:8
4:8 El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor. 

La caridad es paciente, es amable; la caridad no es envidiosa, no es jactanciosa, no se engríe; es decorosa; no busca su interés; no se irrita; no toma en cuenta el mal; no se alegra de la injusticia; se alegra con la verdad. Todo lo excusa. Todo lo cree. Todo lo espera. Todo lo soporta. La caridad no acaba nunca”.

Así considerada, la Caridad es la más importante de las virtudes y ocupa en la masonería el lugar más alto.

Para el masón la caridad no es, tal como la entienden las religiones, la limosna, que alivia el hoy, desatendiendo la incertidumbre del día siguiente.

Para el sincero iniciado en el Arte Real la caridad es la formación que desarrolla la enseñanza haciendo mejor al hombre formándolo para el trabajo dignificante.

FE



San Agustín dice: “Creo para comprender”.  Abelardo, dice: “Comprendo para creer”.

La Fe, según los teólogos, es la virtud de creer firmemente las cosas que no siempre están de conformidad con la Naturaleza ni con la razón, ignoran sin duda, dice Ragon, que creer es lo contrarío de saber, y que el hombre crédulo no es por lo regular más que un desgraciado que depende de cualquiera que no tenga piedad de un ser indefenso.

La Fe es el acto de creer lo que debe provenir de la persuasión del ánimo y de la conciencia.

En materia de dogmas, tiene más mérito el que quiere creer, que el que cree.

La incredulidad de Santo Tomás, de que habla la Escritura, es seguramente una metáfora para advertir que, lejos de ser la Fe ciega, la verdadera Fe, la Fe que salva, o lo que es lo mismo, que conduce a la verdad, debe ir ilustrada por la sana razón, y apoyada en la completa convicción de la conciencia.

Necesitamos de la fe, pero no de la fe ciega e irreflexiva que se impone sobre la razón, sino de la fe en nosotros mismos, para servir al proyecto del gran arquitecto del universo.

 “La fe es la virtud que se alimenta de sí misma, porque los logros del conocimiento verdadero son fuente y causa de otros, y porque una vez logrados, siguen allí, fecundando al alma, y no se pierden jamás". (Platón)

ESPERANZA



Antigua divinidad que, según la fábula, se quedó sola en el fondo de la caja de Pandora, se la suponía hermana del Sol y de la Muerte, porque el primero alivia y consuela las penas, y la segunda les pone término.

Se representa la Esperanza  bajo la figura de una hermosa joven coronada de flores, teniendo un ramo de ellas en la mano.

"La Esperanza, según los teólogos, es una virtud que hace esperar el paraíso."

La naturaleza ha hecho de ella un sentimiento; la mitología, una divinidad; y la religión, una virtud.

La Esperanza es uno de los tres pilares sobre los que descansa la Orden, es la seguridad y confianza en que ha de prevalecer la verdad contra el error, la justicia contra la iniquidad, el bien contra el mal, el amor contra el odio y la felicidad contra la tribulación.

En palabras del profesor Jorge Sanguinetti, la Esperanza no podría ser otra cosa que "la risa feliz del caminante, es la tranquilidad de la conversación amena tras la fatiga del esfuerzo prolongado, es el tiempo necesario de espera, es el fin de la culpa de no estar haciendo nada, es una madre protectora, es el presentimiento del bien, es el empuje en los últimos peldaños, es un firme peldaño de la Escalera, es la Esperanza".
Freddy del Moral P.
M.º.M.º. P.º.M.º.
Hijo de la Resp.º. Log.º. Sol de Aragua Nº 96 O.º. de Maracay Edo. Aragua - Venezuela.
Ex V.º.M.º. de la Resp.º. Log.º. Guacara Nº 190 O.º. de Guacara Edo. Carabobo – Venezuela.


UNIDAD – DUALIDAD – TRINIDAD

En primer lugar es necesario informar que el tema, que en esta oportunidad abordo, versa sobre el contenido místico/filosófico, o valdría más decir: Simbólico/esotérico/filosófico de (como el título indica), la Unidad, La Dualidad, y la Trinidad.

Cabe destacar que a pesar del esfuerzo hecho por desvincular cada punto del otro, y presentarlos a todos y cada uno de manera aislada, al revisar lo escrito he “descubierto” que: Ineludiblemente, los mismos se encuentran concatenados, concatenación que se origina en el hecho de que la existencia de cada uno es corroborada por los demás.

Así, en función de lo expuesto en el párrafo anterior, agradezco a mis apreciados lectores su condescendencia al permitirme esta “libertad literaria”.

EL UNO


El Uno representa un comienzo, una porción, también un principio, un algo que necesita de su “opuesto” para conseguir la manifestación.

Sin duda “Las cosas” por si solas no se manifiestan, necesitan de una “contraparte” para ser.

Así, el Oriente no existiría, sin la presencia del Occidente.

El Uno es, siempre, la mitad, que buscando la otra mitad y hallándola, se hace dual, pudiendo de esta manera manifestarse.

Podemos concebir “El Uno” como el extremo cualquiera de una línea, que no sería una entidad distinguible, ni se manifestaría como una cosa, si no existiera el otro extremo… el extremo opuesto, es decir: El Uno existe, es o se manifiesta por parangón, toda vez que sin su otra mitad (dual) no tendríamos consciencia de su existencia.

El Uno por sí mismo, y en sí mismo es imperfecto, representa un germen, un elemento primario, un comienzo; puede ser una unidad en sí mismo, pero no puede manifestarse mientras esté solo, de esta manera, no existiría lo positivo sin la substantividad de lo negativo, no sabríamos de la izquierda sin la existencia de la derecha, la columna “J” no tendría sentido sin la corporeidad de la columna “B”.

El concepto emitido en el párrafo anterior evidencia que mientras El Uno está solo no está completo, y busca siempre su otra mitad, su naturaleza “opuesta”, para producir lo mejor de sí.

En la antigüedad existía un principio/ley: “Uno el todo”, o todo es uno, en consecuencia: todo está sustentado y contenido en la unidad.

Lo expuesto en párrafos anteriores no es antagónico a ese “principio/ley”, todo lo contrario, se fundamenta en ese “principio/ley”.

Al principio planteé que El Uno en sí mismo es imperfecto, un germen, un comienzo, este planteamiento podría ser tomado como una herejía, como un concepto nihilista, y en el menor de los casos como un dislate.

Como una herejía, o como un concepto nihilista, por cuanto, analizada aisladamente se podría columbrar que implica la negación del G.º. A.º., habida cuenta que El Uno es el G.º.A.º. D.º. U.º.

Como un dislate porque, supuestamente, estaría vulnerando el principio/ley en cuestión, el cual, abundando, señala lo siguiente: “Todo está contenido y sustentado en y por la unidad, todo se conserva, vive, es y existe en la unidad”, más aún: “Todo se disuelve y desaparece en la unidad”.

A la luz de estos conceptos mi exposición sobre La Unidad podría tenerse como un despropósito, y así sería si no tuviese como contraparte la aceptación de la unión del Uno con el Uno, pero no el Uno absoluto sino el Uno de naturaleza opuesta.

A objeto de presentar de manera más “clara” mi propuesta traigo a colación una especulación del Materialismo Dialéctico, la cual, palabras más, palabras menos, dice: “Dios existe porque el hombre es”, o lo que es lo mismo: De no existir el hombre, conocedor y consciente de la existencia de Dios, tal Dios no existiría, de igual manera Santo Tomás de Aquino (menos mundano que el Materialismo Dialéctico) pretende demostrar la existencia de Dios partiendo de la existencia del mundo: “Cuya causa necesaria no puede ser sino Dios”.

Como ejemplo de “Uno”, o de “La Unidad” tan sólo podemos citar a Dios, quien, según la Escuela de Elea o Escuela Eleática, es un ser único, inmóvil e inmutable.

EL DOS


Representa la dualidad; por medio del uno y de su unidad opuesta, o de sus elementos asociados,  es como una “cosa” puede manifestarse en su naturaleza dual, tanto positiva como negativa.

Cuando se tiene (en singular) “dos”, se tiene “uno” más su “compañero”… su opuesto… su afín, afinidad que debe ser (en cierto modo) de naturaleza opuesta, ya que de otra manera no se tendría “dos”, sino “uno” repetido dos veces.

El número dos no representa uno y uno, es decir dos uno, sino un uno debidamente emparejado con otro para hacer dos.

Se pueden tener cuatro “uno” (en singular), pero ello no constituye cuatro, siempre serían cuatro unos separados, no unidos.

Abundando: Uno(A), representando un elemento negativo, buscará a Uno (B), su compañero positivo, y Uno (B) estará en busca de uno (A); cuando se unen, se funden el uno en el otro y llegan a ser la expresión perfecta del elemento que está en ellos de manera separada y unida al mismo tiempo, v.gr. el hombre y la mujer, el flujo negativo y positivo de la electricidad, la claridad y la oscuridad. Todos estos elementos tienen un fin específico en su unión, en su dualidad, y no es otro que la creación de un tercero.

Todas las escuelas filosóficas y las religiones aceptan la dualidad como una condición “sine qua non” de la creación, pudiendo citar, de los medios budistas, a Kapila, conocido como el Samkhya Sutra, el cual adopta la posición de un realismo dualista, donde el espíritu y la materia constituyen dos realidades; de igual manera la escuela china Yin-Yang-Kia concluye en un dualismo determinante al expresar que: “El Yin y el Yan, femenino, pasivo, obscuro, y masculino, activo, luminoso, respectivamente, “son las fuerzas cósmicas que rigen el mundo”.

Como corolario concluimos que: aunque todo sea uno en esencia, se manifiesta como dos, estando así, unidad y dualidad, íntimamente concatenadas, siendo la primera la absoluta, y la segunda la relativa.

La dualidad en su antinomia, o dicho de otra manera, (permítaseme el oxímoron) en la unión de sus pares opuestos pero perfectamente afines, constituye el mundo de los efectos y la ley que gobierna toda manifestación, la dualidad, signa, señala o demarca el mundo de los sentidos.

EL TRES


Así como El Uno necesita de su “par opuesto” para manifestarse (teniendo implícita en su esencia la dualidad), ella, la dualidad, conlleva en sí misma el intermedio equilibrador, feneciendo de esta manera la rivalidad o conflicto existente en los pares opuestos, lo que en una feraz procreación da, como resultado, el impulso evolutivo y progresista.

El hombre y la mujer engendran al hijo, corroborando la idea de existencia del ternario, a raíz de la conflictividad dual.

La representación geométrica de “Trinidad” es la primera y más sencilla de las figuras planas, la cual se origina, indefectiblemente, siempre que tratamos de unir los lados o líneas divergentes del ángulo, por medio de una línea horizontal.

La conclusión de una idea, o de una hipótesis, el encuentro mismo de la verdad, tienen, necesariamente, que ser sometidos al examen de la tesis y la antítesis, al acucioso estudio del “pro” y el “contra”, los cuales: tesis y antítesis, pro y contra, siendo duales originan el ternario… la verdad… la solución.

El Azufre (energía activa, fuerza universal, principio creador, electricidad vital), y la sal (principio atractivo, magnetismo vital, fuerza conservadora y fecunda) ocasionan el mercurio, elementos estos que nos son conocidos desde el C.º. de R.º.

El triángulo ha sido considerado siempre símbolo de armonía y sabiduría, y cuando es equilátero simboliza la perfección, y es este “triángulo equilátero” el que se encuentra al O.º. de todos los TT.º. masónicos en todas las L.º. M.º., el ojo que se encuentra en su centro es el símbolo de la conciencia del ser, que es el primero y fundamental atributo de la realidad.

Nada mejor que este símbolo para representar la realidad y su manifestación ternaria en los tres lados que lo constituyen, y nada más apropiado para ser colocado en aquel simbólico O.º., en el cual únicamente la realidad puede ser encontrada.

Como resultado de lo expuesto en párrafos anteriores valdría decir que el dos se manifiesta en un tercer punto… el “uno” busca su otra mitad, su compañero (el dos), y cuando ambos se unen, o se relacionan entre sí, procrean un tercer estado, resultado de su unión. Esta tercera condición o estado es el punto de manifestación, o el símbolo de la Creación Perfecta.

Freddy del Moral P.
M.º.M.º. P.º.M.º.
Hijo de la Resp.º. Log.º. Sol de Aragua Nº 96 O.º. de Maracay Edo. Aragua - Venezuela.
Ex V.º.M.º. de la Resp.º. Log.º. Guacara Nº 190 O.º. de Guacara Edo. Carabobo – Venezuela.